28/2/10
Chile, porque hoy no hay otra opción
Oh Chile, largo pétalo
de mar y vino y nieve...
........................................
¡Ay Patria sin harapos,
ay primavera mía,
ay cuándo
despertaré en tus brazos
empapado de mar y de rocío.
¡Ay cuando yo esté cerca
de tí, te tomaré de la cintura,
nadie podrá tocarte,
yo podré defenderte
cantando,
cuando vaya contigo,
cuando vayas conmigo...!
Ay Chile, cuándo,
Ay cuando...
Fragmento del poema CHILE, de Pablo Neruda.
27/2/10
A contraluz
Foto Alberto Taboada Pardo
Cuando yo era niña vivía cerca de la playa igual que ahora y como ahora, me gustaba muchísimo el mar. Mirarlo, bañarme y disfrutar de mis horas de ocio en su orilla. De aquellos años, quedan como a contraluz, recuerdos, vivencias y convivencias, paisajes, emociones. Algunas veces el pasado es como una película. Pero siempre, en mi caso, con un sabor a sal sobre el celuloide. Con un sabor a sal sobre la piel.
Eramos un grupo bastante heterogéneo en cuanto edades y extracción social, aunque ninguno de nosotros superaba los trece o catorce años. La mayoría íbamos al Instituto, pero algunos amigos de familia marinera, ya entonces se preparaban pàra ser marineros ellos también. Eran los que tenían acceso a barca de remos, y gracias a ellos, salíamos con frecuencia a navegar en chalanas ligeras y sencillas que nos facilitaban travesías imposibles al otro lado de la Ría, hacia Moaña, por un estrecho que hoy atraviesa el Puente de Rande.
Seguramente, en recuerdo de aquel tiempo maravilloso y maravillador, mi primer blog se llamó Una barca en tierra y siempre que veo una imagen alusiva me entra nostalgia del ayer sin plásticos, sin televisión, sin ordenador, sin centros comerciales y lleno, en cambio, de jerseys calcetados por madres y abuelas, faldas de tablas escocesas y calcetines a los que había que zurcir a menudo en el talón.
Fue también un tiempo cuyas tardes lluviosas se llenaban de lecturas: Mujercitas, Ivanhoe, Miguel Estrogoff, David Cooperfield..., y por supuesto Andersen y Grimm y Perrault... Y Guillermo el proscrito, y La Vuelta al mundo en 80 días y La isla del tesoro... ¡Qué bien abierta la puerta de la literatura! ¡El umbral de la vida!
Pude haberme convertido en un ratón de biblioteca, pero, afortunadamente, mis intentos der ser "lobo de mar" en barquichuela, me salvaron de tan aburrido destino.
Si paso la mirada por las estanterías de mi desordenada biblioteca actual, vuelvo a encontrarme con
Dickens y Andersen, un Pinocho de la Editorial Kalandraka ilustrado por Roberto Innocenti que es un tesoro, algunos Poetas para niños (El lagarto está llorando/la lagarta está llorando/ el lagarto y la lagarta/con delantalitos blancos), La cabaña del tío Tom, ya muy usado y cinta adhesiva en el lomo para que vaya tirando, y también Bajo las lilas, de Luisa May Alcott.
Sigo siendo una lectora desorganizada y compulsiva que acostumbra a leer varios librlos a un tiempo y que a veces cae en la tentación (terrorífica ) de comprarse un Premio Nadal para no poder acabarlo. Seguro que, cuando era niña, tampoco me hubiera gustado esa novela...
Cuanto llevo aquí dicho, lo guardo a contraluz dentro del alma. Es una fotografía que no se ha vuelto sepia, porque gracias a esos libros que son el hilo que los une, están cosidos el pasado y el presente de mi vida.
Chity TaboadaPardo.
Cuando yo era niña vivía cerca de la playa igual que ahora y como ahora, me gustaba muchísimo el mar. Mirarlo, bañarme y disfrutar de mis horas de ocio en su orilla. De aquellos años, quedan como a contraluz, recuerdos, vivencias y convivencias, paisajes, emociones. Algunas veces el pasado es como una película. Pero siempre, en mi caso, con un sabor a sal sobre el celuloide. Con un sabor a sal sobre la piel.
Eramos un grupo bastante heterogéneo en cuanto edades y extracción social, aunque ninguno de nosotros superaba los trece o catorce años. La mayoría íbamos al Instituto, pero algunos amigos de familia marinera, ya entonces se preparaban pàra ser marineros ellos también. Eran los que tenían acceso a barca de remos, y gracias a ellos, salíamos con frecuencia a navegar en chalanas ligeras y sencillas que nos facilitaban travesías imposibles al otro lado de la Ría, hacia Moaña, por un estrecho que hoy atraviesa el Puente de Rande.
Seguramente, en recuerdo de aquel tiempo maravilloso y maravillador, mi primer blog se llamó Una barca en tierra y siempre que veo una imagen alusiva me entra nostalgia del ayer sin plásticos, sin televisión, sin ordenador, sin centros comerciales y lleno, en cambio, de jerseys calcetados por madres y abuelas, faldas de tablas escocesas y calcetines a los que había que zurcir a menudo en el talón.
Fue también un tiempo cuyas tardes lluviosas se llenaban de lecturas: Mujercitas, Ivanhoe, Miguel Estrogoff, David Cooperfield..., y por supuesto Andersen y Grimm y Perrault... Y Guillermo el proscrito, y La Vuelta al mundo en 80 días y La isla del tesoro... ¡Qué bien abierta la puerta de la literatura! ¡El umbral de la vida!
Pude haberme convertido en un ratón de biblioteca, pero, afortunadamente, mis intentos der ser "lobo de mar" en barquichuela, me salvaron de tan aburrido destino.
Si paso la mirada por las estanterías de mi desordenada biblioteca actual, vuelvo a encontrarme con
Dickens y Andersen, un Pinocho de la Editorial Kalandraka ilustrado por Roberto Innocenti que es un tesoro, algunos Poetas para niños (El lagarto está llorando/la lagarta está llorando/ el lagarto y la lagarta/con delantalitos blancos), La cabaña del tío Tom, ya muy usado y cinta adhesiva en el lomo para que vaya tirando, y también Bajo las lilas, de Luisa May Alcott.
Sigo siendo una lectora desorganizada y compulsiva que acostumbra a leer varios librlos a un tiempo y que a veces cae en la tentación (terrorífica ) de comprarse un Premio Nadal para no poder acabarlo. Seguro que, cuando era niña, tampoco me hubiera gustado esa novela...
Cuanto llevo aquí dicho, lo guardo a contraluz dentro del alma. Es una fotografía que no se ha vuelto sepia, porque gracias a esos libros que son el hilo que los une, están cosidos el pasado y el presente de mi vida.
Chity TaboadaPardo.
18/2/10
Cisnes
Me persigue la imagen bellísima y solemne
de un cisne solitario viajando por el río.
Comenzaba la tarde, con un sol destemplado
que se helaba en la escarcha al borde del camino.
Al final cuatro gotas de una lluvia muy tenue
marcaron el regreso de una excursión al Miño.
Chity Taboada Pardo
9/2/10
Un poema antiguo
Paseo de Rosales (Madrid)
Algunos, conoceis estos versos. Ya han estado en algún Blog antiguo, mío o de mi hija Cris. No lo recuerdo bien. También revolotean en papel, por carpetas o cajones que nunca encuentro cuando quiero transcribirlos o sencillamente recordarlos. Por eso, porque la memoria es caprichosa y yo desordenada, en cada ocasión me sale diferente; olvido alguna estrofa, cambio la letra de algún verso... Pero la música es siempre la de la nostalgia por un tiempo ido, por una edad en la que todos fuimos poetas. ¿Cómo no serlo al filo de los veinte años? Raro sería...
Aquella tarde mágica del poema, atardecía en Madrid, se me había roto la tira principal de una sandalia y terminé caminando descalza por Rosales, enamorada, feliz y un poco loca. Cuando el horizonte se puso color malva, bebimos coca-cola en uno de los kioscos del paseo. Años más tarde escribí esta poesía que nunca transcribo igual pero que siempre describe, o lo intenta, el mismo recuerdo con nostalgia, pero también sin tristeza. Sin ninguna tristeza. Es solo un retal antiguo de la vida que estoy empeñada en vivir.
Madrid, años sesenta, los libros bajo el brazo,
Paseo de Rosales, calor, el cielo claro,
alguien a quien yo quise, caminando a mi lado.
Tal vez mañana veas el Madrid que yo amo,
el Madrid que quisiera caminar de tu mano
sin sentir añoranza de un tiempo ya lejano.
¡Qué joven era entonces!
¡Cómo te hubiese amado!
Por la Universitaria, los "grises" a caballo,
Karl Marx en el bolsillo y Machado en los labios,
en hacer otro mundo para todos, soñamos.
El mundo es el de siempre.
Casi nada ha cambiado.
Madrid tendrá mañana los horizontes claros
y yo no podré verlos colgada de tu brazo.
Los libros aprendidos tras esfuerzos y años
me han servido de poco. Solo sé que te amo.
Solo sé que quisiera
caminar de tu mano
por esta primavera:
Rosales, mes de mayo,
Karl Marx en el bolsillo.
Como entonces...
¡Porque nada ha cambiado!
Chity Taboada Pardo.
4/2/10
Javier Cánaves
Esta lámpara azul de la memoria
como lluvia en el puerto del que vuelve.
Son símbolos de ayer lo que acogen los ojos,
restos de deserciones recobradas,
palabras que dijimos una tarde,
palabras que tejieron
la playa a la que siempre regresan los naufragios.
¿No es cierto el arrecife donde un día encallé?
Sueño o no, puedo vernos
desplegando los mapas de todos los delitos
que luego perpetramos,
promesas como naipes boca arriba,
la suerte del que juega por jugar.
Ahora puedo decirlo: tengo miedo.
Esta casa sin nadie --porque soy una sombra--
no protege del frío, y este enero nos deja
en la orilla contraria de todos nuestros planes,
con un nombre borrado en nuestra piel
o escrito con la tiza de otras fechas.
Es tiempo de guardar lo que perdimos.
Esta lámpara azul que nos alumbra
como lluvia en el puerto que dejamos atrás,
algún día será nuestra patria pequeña,
el sur que perseguíamos cuando el sur era nuestro,
ese nombre secreto que diremos a solas.
Es tiempo de guardar lo que se ha ido.
Javier Cánaves
(Del libro El Peso de los Puentes)
Nota para el autor.- Javier, hace tiempo que quería traer a mi blog una muestra de tu poesía. Me costó elegir, tantas son las que me gustan. Espero que me perdones por no haberte pedido permiso. Y que si crees que incurro en ilegalidad o atrevimiento desmedido, me lo hagas saber y me contentaré con tres o cuatro versos del poema. En todo caso espero que el abogado me defienda, el amigo me disculpe y el poeta... Siga escribiendo versos como estos.
Chity.
1/2/10
Cosas de Heráclito
Decía el viejo Heráclito: "Nadie puede bañarse
dos veces en el mismo río, pues todo fluye."
Y también: "No podrías recorrer los dominios
del alma, ni escapar de un sol que no se pone."
Si sólo fuera eso, no tendria importancia,
pero dice otra cosa que golpea mi mente
cada vez con más fuerza y me tiene hecho polvo:
"El camino hacia arriba y hacia abajo es el mismo".
Luis Alberto de Cuenca.
(De Puesta de sol. Los mundos y los días)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)