18/2/11

Juan Sebastian BACH







Silos

La mañana tiñe de rosa los capiteles del claustro más hermoso del románico.
Alto y taciturno como un indio, el ciprés de Gerardo Diego se convierte en un referente de la literatura castellana.                                                                                                                                         
Sobre el pentagrama blanco y negro de los arcos de Silos, escribe una Toccata matutina Juan Sebastian Bach.                                                                                                                                                  

Compostela

La tarde, gota a gota, se deslíe sobre las fachadas de granito de Compostela.                                       
Los Apóstoles y Angeles de Mateo se resguardan del frío y de la lluvia en el interior de la Catedral.     
No se sabe muy bien si Santiago ha llegado de Palestina en una barca de piedra, o en un caballo blanco vencedor de la Batalla de Clavijo.                                                                                                      
No se sabe muy bien si era una estrella la que brillaba sobre el lugar que enterraba sus restos.             
Pero la Vía Láctea señalaba el Camino y miles de almas de toda Europa decidieron creer en milagros. 
... No se sabe muy bien...                                                                                                                   
Pero sobre el pentagrama verdinegro de la tarde, una lágrima llora unas sonatas de Juan Sebastian       
Bach.                                                                                                                                                 

Sueños

Los niños olvidan sus risas sobre la almohada y las convierten en sueños.                
Vuela el cansancio del día hacia el País de Nunca Jamás.                              
Peter deja la pluma roja de su sombrero    en el puño cerrado de los más pequeños
 y el Capitán Garfio  es mentira.                                                                   

En el pentagrama azul oscuro de la noche, escribe una Canción de Cuna luminosa Juan Sebastian Bach. 

Chity Taboada Pardo             



                                                           

13/12/10

Vivan los reyes (Magos)





     Detesto a Papá Noel. Si un día decido convertirme en un psicópata de esos que asesinan en serie, la serie me la voy a montar a base de ex ministros y ministras de Cultura, y luego de sonrientes gorditos vestidos de rojo y con barba, y con sus renos voy a comer chuletas a la brasa durante una temporada. Aunque España va bien, como dice "mi primo", y somos europeos e internacionales y le sacudimos entusiastas la chorra al presidente norteamericano cuando al hijoputa se le antoja hacer pis en Irak o en alguna otra parte, toparme con Papá Noel en una calle de Chamberí se me sigue haciendo tan cuesta arriba como uno de A rkansas bailando sevillanas. Ya sé que el fulano lleva aquí casi  treinta años, es más moderno y de diseño que los magos de Oriente, y con él, dicen, los niños disfrutan más tiempo de los juguetes. Pero, con todo y con eso, al gordo de la barba lo sigo viendo fuera de contexto: un gringo mercenario reclutado por los grandes almacenes para duplicar ventas, que vale menos que una boñiga del caballo del Rey Gaspar.

    Porque el abajo firmante fue un niño monárquico, de esa noche en que tres reyes llegaban de Oriente para materializar sueños. Claro que eran otros años y otras Navidades. También yo era un niño, y los niños ven el mundo, retienen sensaciones, colores, imágenes, de modo diferente a los adultos. Quizá por ello, aquello me parece hoy tan hermoso. Recuerdo los reflejos de la luz de los escaparates en el empedrado húmedo de las calles, la gente bajándose de los tranvías con abrigo y bufanda, los guardias de tráfico (con esos maravillosos cascos blancos que les quitó algún capullo) y aquellas cajas de botellas de vino que les dejaban los automovilistas. Recuerdo los Villancicos en la radio,las zambombas, las panderetas, y aquellas carracas de madera que giraban en torno a un palo. Recuerdo mis lágrimas y las de mis hermanos cuando apareció asado el pavo Federico, que habíamos engordado en casa del abuelo. Pero recuerdo, sobre todo, los escaparates de las tiendas, lugares mágicos llenos de juguetes, en cuyas lunas los niños (que no conocíamos la tele) pegábamos la nariz, soñando con poseer alguno de sus tesoros: el mecano, la pepona, la pistola de hojalata, el caballo de cartón, la caja de soldados de plomo, los juegos reunidos Geyper.

    De3spués, con el tiempo, aprendí a interpretar otros signos que acompañaban aquello y que entonces era incapaz de comprender: la mirada del niño que observaba el escaparate a mi lado, y que luego cuando el día de reyes yo salía a jugar con mi flamante espada del Cisne Negro, me miraba con fijeza, las manos vacías en los bolsillos del pantalón corto. La angustia de la pobre mujer que salía de la tienda contando el dinero, insuficiente para la muñeca que alguna niña esperaba. El hombre del abrigo raído, parado frente al escaparate de sueños y luces, que luego se iba cabizbajo a casa, donde a escondidas de sus cuatro o cinco hijos fabricaba con madera, pintura y sus propias manos, el humilde juguete que su pobre sueldo no le permitía comprar... Todos aquellos seres y miradas me producen hoy remordimientos retrospectivos, porque ahora sé lo que encerraban. Pero yo entonces era un niño ignorante. Un puñetero niño con suerte.

    Ahora ya no existen aquellas queridas sombras familiares que se deslizaban de noche hasta los pies de mi cama, sabiéndome dormido. Casi todas se fueron y ya no pueden seguir protegiéndome del frío que hace fuera, ni retrasar el cáncer inevitable de la lucidez. Pero todavía, cuando llega de nuevo la noche mágica y aguardo despierto en la oscuridad, siento entrar otra vez dulcemente en mi dormitorio a todos esos entrañables fantasmas y reunirse en silencio, velándome con una sonrisa. Por eso los tres fulanos vestidos de púrpura de guardarropía y coronas de papel dorado, que a pesar de Santa Claus y del primer imbécil que lo trajo, de la modernidad, de las teleseries gringas, del ex ministro Solana, del nuevo look del Pepé y de toda la parafernalia, siguen saliendo a la calle cada cinco de enero, con tres camellos y un par de cojones, constituyen la única causa monárquica a la que de verdad me adhiero plena e incondicionalmente.

          (Artículo de Arturo Pérez Reverte, de la serie Con ánimo de ofender publicado en El País en el año 1999)

      Si bien no suscribo íntegramente las opiniones del autos del artículo, considero que tiene los suficientes elementos de ternura como para leerlo con agrado. Y también de verdad.

      Chity Taboada Pardo.


30/11/10

Nieve en Chantada



          Nieva en Chantada, Corazón de Galicia. Nieva na terra do meu pai.

          Y todo está así, como una postal de Navidad. El frío va adueñándose de los campos, de las plazoletas, de la alameda y de la torre de la iglesia vieja en la que oíamos misa cuando éramos niños.

          Ya sé que también nieva en otros lugares de España, pero no son tan importantes para mí como esta Villa en la que todavía tengo un sitio donde resguardarme junto a la gente que me quiere.

           Nieva en Chantada. Y copos de nostalgia caen también, despacito, en mi corazón. Y en mi corazón os guardo ahora, primos y primas, sobrinos y sobrinas, familia toda, para que vuestro cariño funda esa nieve y fluya cálida mi sangre que es la vuestra y en la que nos reconocemos, sea el que fuere el tiempo transcurrido.

           Nieva en Chantada. Nieva en la tierra de mi padre. Y como un eco que repite: ".. y del mío, y del mío, y del mío..." oigo tu voz, Pamen querida, porque es cierto. ¡Tamén nieva na terra do teu pai!!

                      Chity Taboada Pardo.

27/11/10

El valor del esfuerzo


 


             "Cada vez que levanta el vuelo, piensa la paloma que lo haría mejor si el aire no ofreciese resistencia, sin saber que sin esta resistencia del aire, no volaría."

                    Manuel Kant.
  

16/11/10

Del Blog Cuchitril Literario





«Calle de los Naranjos» se la llama

y nunca hubo naranjos en la calle.

Solamente dos plátanos cansados

dicen dónde comienzan las aceras.

Más allá de los plátanos, la sombra

que va de casa a casa se desliza

como si hablara sola. Así la calle,

con el lejano canto de los gallos,

se ha quedado en el tiempo y la costumbre,

dueña de soledades y sin dueño,

con un aire sin alas que ya tiene

aroma de violetas sin perfume.

El sol llega tan solo a los balcones:

como un pájaro alegre y amarillo

se posa en su cintura de muchacha

y se pone a mirar tras los cristales.

La calle está pensando algunas veces

en que el viento es delgado cuando pasa

de balcón a balcón, de piedra a piedra,

y de un dulce vecino a otro vecino

menos dulce quizá, pero que tiene

los mismos pensamientos que los otros

y un poco la figura de la calle.

El tiempo no camina. Y nadie pasa

nunca por ella, solamente el niño

que se quiere esconder por no ir a clase

y con el tacto de los sueños vive

ese espacio sin fin de sus bolsillos

donde el mundo del hombre está tan lejos:

puntas de lápiz y papel de plata,

seis cromos de la guerra del catorce,

dos bolas de cristal… Únicamente

para perder tesoros como éstos

se hace mayor el niño y se hace hombre.



RAMÓN DE GARCIASOL

1/11/10

Los peques




         Daniela y Lucas pintan casas. árboles, caminos llenos de sol, estrellas punteando la noche; noche clara como el interior de sus sueños.

      Daniela y Lucas, juegan juntos y se cuidan el uno al otro. Se pelean algunas veces y se quieren siempre.

      Daniela sabe nadar y Lucas le tiene miedo al agua todavía. Ambos corren jardín adelante y arrancan flores para traérmelas medio rotas y sin tallo. Una hoja de hibisco. Un geranio maltrecho. Una alegría de la casa apretada en un puño. Un limón del tamaño de sus pulgares...

     - ¡Mira abuela!

      Y yo miro y sonrío.

       A mí me gustan esas flores estropeadas porque son un regalo de mis nietos. A ellos les gusta que me gusten y juegan a traerme más.

       ¡Me voy a quedar sin flores en el jardín!

        
                    Chity.

25/10/10

Cristina Estudia



Cristina estudia y todo en casa está en silencio. El sol, aterriza suavemente sobre los limoneros y corona de fuego la tarde que es otoñal y fría. Casi de invierno. Han salido las primeras camelias, blancas, perfectas y altas como las uvas de la fábula. No hay quien les dé alcance. Sólo el viento. Cuando bajen un poco, cuando abran las que puedo alcanzar, cortaré unas cuantas para llevárselas a mi madre. Pero no tengo prisa porque ella, esté donde esté, ya las estará viendo. Siempre tuvo la facultad de mirar hacia arriba. Para que crezca el alma, decía. ¡Para que crezca el alma!

¡Ojalá cuando nos mire a nosotros, sus hijos, piense que nuestras almas han crecido parejas a la suya, y se sienta orgullosa!

Chity Taboada Pardo.


29/9/10

Lucas va al Colegio


                                    LUCAS

           Lucas va todas las mañanas al colegio de la mano de su mamá y mientras se la aprieta con más fuerza a medida que se acorta la distancia al centro escolar, le cuenta sus razones para preferir quedarse a su lado.

            --  No soy mayor, soy pequeño todavía -- le dice.

            --  Pero tienes que ir Lucas, aduce su madre.

            --  Ya fuí una vez, -- responde el niño--
  
           Y una lágrima más larga le resbala por la cara hasta la comisura de la boca. Lucas echa la lengua y se traga el lagrimón.

            -- Voy a llorar, avisa.

            -- Voy a llorar mucho, amenaza.

          Daniela, que ya tiene seis años y está absolutamente segura de su poder de convicción, le da a su vez la mano y le dice con cierto aire de superioridad:

            -- Hay que ir, Luquitas. Yo también voy, ¿no ves? -- Y no lloro --

            -- En el cole tienes muchos amigos, y a la profe Paula. Y aprendes a cantar en inglés.

          Lucas se entretiene un momento mirando como el lazo de Daniela se bambolea al compás de sus pasos como una mariposa clavada sobre la cabeza de su hermana.

          Pero es muy poca cosa un lazo para despistarlo por mucho tiempo de su ahora mismo gran preocupación.

         Va a perder a su mamá por unas horas que a él se le antojan eternas, y no le gusta nada esa posibilidad.

         Y además, es cierto que es pequeño. Aún no ha cumplido tres años y es sólo un manojo de rizos rubios y de lágrimas dentro de su uniforme demasiado nuevo. Todavía pica un poco de nuevo que es.

         Mientras mamá, va llorando por dentro e intenta que no se note, porque estaría perdida. Quisiera abrazarlo y decirle que no irá al colegio. Pero sabe que eso es lo último que debe hacer. Así que, lo mismo que Lucas, se traga las lágrimas y sonríe.

            -- Vendré a buscarte hoy un poco antes, Lucas.
            -- Lo pasarás muy bien en el recreo--
            -- Y no llorarás,porque ya eres un hombrecito --

            -- ¡¡Mentira - dice Lucas - ¡Soy un niño!
            -- ¡Soy pequeño!
            -- ¡No me quieres!
            -- ¡¡Nadie me quiere nunca!!
            -- ¡¡¡ Y no voy a ser bueno !!!

         Daniela, ante la irrevocable voluntad de Lucas, comprende que poco o nada puede hacer ella, y mira a su madre compadeciéndola.

           -- No te preocupes mamá. A mí me pasaba lo mismo antes, y ya ves: Me he acostumbrado.

           -- Mamá se promete darle hoy un beso más cariñoso que el de todos los días, porque mamá sabe de la infinita soledad de un niño al que abandonas por unas horas a la puerta de un aula repleta de niños sintiendo la misma sensación.

        Mamá sabe que esas pocas horas son eternas, aunque se tengan seis añazos. Sabe que Daniela no quiere apenarla, porque bastante tiene con Lucas, sus lloros, y su propia pena.

        Pero también sabe que habrá de compensarla con el abrazo más fuerte; con el dibujo más bonito; con el cuento mejor inventado. Y se promete que nunca, nunca, les contará Pulgarcito a sus hijos, no vaya a ser que en el colegio, además de disciplina y lejanía materna se inventen ogros que solo comen carne fresca. No. Desde luego Pulgarcito no será el cuento que les lea a sus pequeños para que marquen el camino de vuelta a casa desmigando la merienda.

       ¡Lucas sería capaz!

       
                         Chity Taboada Pardo.

22/9/10

Singladuras

                                 Foto: Cristina González Taboada.



              Yo no sé quien escribe en el Libro de los hombres la historia de sus vidas, y si ésta se cumple irremediablemente o si podemos desbaratar nuestro destino y en algún punto y aparte saltarnos páginas y emborronar las historias de los otros; mezclarlas con la nuestra...

              Yo no sé si mi libro fue en principio un cuaderno de bitácora y yo un marino que equivocó el rumbo y terminó como una barca en tierra. Pero el mar está ahí, a un tiro e piedra de mis ojos y estoy segura de que sólo naufragaré cuando alcance la belleza del crepúsculo. Y ha de ser en otoño, claro está, porque en otoño ocurren los atardeceres más hermosos.

              Estoy triste hoy porque acaba un verano que me costó sobrellevar y la estación que entra tampoco será fácil. Quizá no debería recomenzar este blog mío, tan abandonado en los últimos tiempos. Tendría que esperar un poco más y empaparme de días azules antes de empezar a barrer las hojas secas del jardín.

              Estoy triste, si, porque uno nunca sabe de que lado va a llegarle la tristeza. En que puerto, en que muelle, con que ola le salpicará los pies o le empapará la cabeza y el alma, si es que cabeza y alma no son la misma cosa.

              Estoy triste, porque he extraviado mi brújula y no encuentro la rosa de los vientos. Porque mis manos ya no tienen fuerza para manejar el timón de esta goleta de tres palos tan desarbolada que es mi vida.

              No hay velas, pero hace viento fuerte.

              No hay islas verdes y doradas en las que naufragar con tranquilidad

              No hay donde echar el ancla y dejarse mecer por la noche estrellada hasta que se cumpla la marea.

              Acaso mañana todo sea distinto y el mar germine en espigas de sol al amanecer. Pero hoy  estoy triste y con esa tristeza entre los dedos he decidido empezar otra singladura. Recomenzar a escribir mi destino. Saltarme páginas o por lo menos algunas líneas. Y seguir contando un poco de mí en este blog.

                   Chity Taboada Pardo.

6/7/10

Arena en los bolsillos



Que al pequeño Lucas, el peso de la arena en los bolsillos, no le
impida crecer.                                                                                      

"Nosotros lo que queremos es ser pobres y felices"

Cristina Gonzalez Taboada


"Un pedazo de llanto cayó en el agujero negro.
así crecen los poetas. Ante la pérdida y el dolor.."

Victor Balcells Matas.



ARENA EN LOS BOLSILLOS


Arena en los bolsillos,
tal vez algún recuerdo.
Un libro o dos de versos,
sin duda algún amor.     
La sombra de la pérdida,
un par de sueños rotos.
No mires hacia atrás.    
Ya no.                               

Arena en los bolsillos,
no lastres tus pisadas
con sombras y tristezas
que no fueron verdad.
Que la luz ilumine       
sólo aquello que buscas.
Que tus sueños se cumplan.
Que ganes la partida
que juegas con la vida....

Al final,
llevarás de tu paso
al borde de las cosas,
arena en los bolsillos...
¡Nada Más!

Chity Taboada Pardo.



       
    

21/5/10

La edad de la inocencia




 
                                          Me da miedo perder
                                          la edad de la inocencia,
                                          esa que se conserva
                                          aunque pasen los años
                                          con tal de no olvidar
                                          que la belleza
                                          de los ojos de un niño,
                                          de un crepúsculo ardiendo,
                                          de un paseo
                                          por una larga playa solitaria,
                                          no se pueden guardar en una caja
                                         de zapatos
                                          ni en el cuarto de atrás
                                          de una casa en la que ya no entras.

                                          La belleza se lleva en la mirada
                                          hasta que el tiempo quiera
                                          cegarnos para siempre.

                                                      Chity Taboada Pardo

                                         
                                       
                                       

6/5/10

EU TAMEN NAVEGAR

 


April 30, 2007


‘Eu tamén navegar’, por XOHANA TORRES


PENÉLOPE


                   Declara o Oráculo:

                                                        "Que a banda do solpor é mar de mortos,
                                                         incerta, última luz, non terás medo.

                                                         Que ramas de loureiro erguen rapazas.
                                                         Que cor malva se decide o acio.

                                                         Que acades disas Patrias a vendima.
                                                         Que amaine o vento, beberás o viño.

                                                         Que sereas sen voz a vela embaten.
                                                         Que un sumario de xerfa polos cons.


     Así falou Penélope:


                                                         Existe a maxia e pode ser de todos.
                                                         ¿A que tanto novelo e tanta historia?

                                                         EU TAMEN NAVEGAR"


Xohana Torres   (Del libro: TEMPO DE RÍA)

               
.
                                                        








23/4/10

Amores.

 



   Pocas veces He hablado aquí de mi familia. Es un tema tan íntimo  que es suficiente con un par de líneas esbozándolo. Pero en ocasiones, porque alguno de ellos esté lejos o porque yo lo sienta más lejano que de costumbre, necesito recordar que existen. Que por ellos, pero también gracias a ellos aprendo cada día la lección de la felicidad como si la felicidad fuese fácil. Que son mi brújula y mi destino.
  
   Los de la fotografía son mi marido y mi hija pequeña. Se llaman Pedro y Cristina como algunos ya sabeis. Pedro me da estabilidad, Cristina ilusión, los dos cariño a raudales. Tengo otros dos hijos y entre todos me anclan a la realidad en un mundo que habría podido ser de locos también para mí. Las fotografías de mis hijos mayores las pondré cualquier día que necesite agarrarme a ellas. Son también muy guapos. Soy una mujer de fortuna, por lo menos en amores, lo que no está nada mal.

                         Chity Taboada Pardo.
 

20/4/10

LISBOA

 


LISBOA


 Farei que Amor a todos avivente,

 Pintando mil segredos delicados,
 Brandas iras, suspiros magoados
 Temerosa ousadia, e pena, ausente.

          Luis de Camoens





     Si los olores son capaces de hacernos recordar lugares en los que hemos estado, retrotraernos a situaciones que ya forman parte del ayer, cada vez que huele a café en mi cocina, lo que acontece varias veces al día, me traslado, por un rato a la ciudad de Lisboa. Y constato una vez más que Lisboa es preciosa y que es difícil encontrar una imagen que la defina o abarque por completo su belleza.

Lisboa es preciosa en sus avenidas, en sus jardines adormilados y exóticos, en sus palacios coloniales y decadentes. En la música melancólica del fado y en la elegancia y amabilidad un poco antigua de los lisboetas.
        
Lisboa es preciosa, no solo porque construyó el Monasterio de Santa María de Belém para conmemorar el regreso de Vasco de Gama, sino porque encargó a los Monjes Jerónimos,  que en él se dedicaran a rezar por el Rey y por los marinos que descubrían nuevos mundos para la corona portuguesa. Y es preciosa también porque junto a Reyes y Marinos ilustres, enterró a Camoens  y Pessoa, los poetas  que mejor supieron cantarla.
  
Lisboa es preciosa porque para mirarse ha elegido el espejo del Tajo; porque es amable y sin embargo altiva, como corresponde a su belleza; porque conserva el surco de algunos tranvías que son capaces de transportarte al séptimo cielo y  te eleva dos pisos sobre el aire dentro de un ascensor decimonónico. Y es preciosa porque tiene Alfama, con San Vicente de Fora, mausoleo de los Reyes de la Casa de Bragança, porque se pone elegantísima en El Chiado para salir de compras y sentarse en cualquiera de las terrazas que se encuentran diseminadas por las calles de este barrio.

Pero sobre todo Lisboa es preciosa porque huele a café. y porque guarda en la memoria los versos que Pessoa, sentado en una mesa de La Brasileira, escribía en servilletas de papel cuando no tenía a mano otra cosa, y convertía los versos después en pájaros que el aire repartía por el cielo de la ciudad que amaba.

                           Lisboa es preciosa porque huele a especies.
              
                           Porque como ahora mismo en mi cocina, Lisboa huele a café.

 
Chity Taboada Pardo.

15/4/10

Paisajes



Las islas,
igual que una acuarela de si mismas
surcando el horizonte.
Azul contra el azul.
Azul sobre el azul.


Chity Taboada Pardo



 

7/4/10

Atardecer en Vigo

  

                 De verdad que no pensaba en colgar en el blog esta foto. Quienes conocéis mi casa, ya habréis adivinado que no está sacada desde ella. Desde casa se ven las islas, pero no el puerto. La fotografía la puso en Facebook mi sobrina María y es tan bonita a pesar de amenazar un buen chaparrón, que se me antojó traerla aquí..                                                                                                                                          

¿Tuve razón? Tuve cuando menos sentido de la belleza. Espero.


Chity Taboada Pardo.