Me persigue la imagen bellísima y solemne
de un cisne solitario viajando por el río.
Comenzaba la tarde, con un sol destemplado
que se helaba en la escarcha al borde del camino.
Al final cuatro gotas de una lluvia muy tenue
marcaron el regreso de una excursión al Miño.
Chity Taboada Pardo
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