10/7/09

La despedida

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Me horripilan las despedidas, los pañuelos que dicen adios, los barcos y los trenes cuando parten hacia donde sea y separarme de las personas y las cosas que quiero. Por lo tanto, porque creo que a mis años y con mis pulmones llenos de humo que resisten por llevar la contraria a los médicos, porque un buen bagaje de recuerdos sustentan mi vida y todavía unos ojos cansados de haber visto la tierra que no cambia, iluminan las cosas que sin cambiar merecen la pena. Porque en los últimos tiempos ya he tenido mi ración de despedidas, que han sido dolorosas, necesito una tregua. Dejadme pués atrapar las imágenes que quiero guardar en el almario, decidir de quien y cuando despedirme si es que hablamos de hacerlo definitivamente, continuar así, frente al sol que se va para volver mañana y para que fotografiemos algunos contraluces de espectáculo, emocionarme porque algunas fotografías que me gustaron enteras ahora son solo una mitad, abrir mis brazos y mi casa a la gente que me gusta, a la buena gente. Reirme cuando se me acerca la dicha o entristecerme cuando me cercan las penas. Dejadme, al fin, salir al paso a ese tejemaneje de DESPEDIDAS que inundan estos días el ciberespacio por el que me muevo. El uno me gustó y también el otro, pero hubo otras cosas que me gustaron más y espero que siga habiéndolas. De momento basta de DESPEDIDAS. Pensad que yo tengo ya guardadas en el puño, las fichas con las que componer , en el scrable gigante de la vida, la palabra ADIOS.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde luego esta DESPEDIDA es, con mucho, la mejor de todas. Un texto muy muy bonito y muy muy bueno. Sin exagerar.

Un beso.

Chity Taboada dijo...

Eso. Sin exagerar Nano, que estoy rodeada de buenos escritores en esto.

Me gusta saber de ti.