20/4/10

LISBOA

 


LISBOA


 Farei que Amor a todos avivente,

 Pintando mil segredos delicados,
 Brandas iras, suspiros magoados
 Temerosa ousadia, e pena, ausente.

          Luis de Camoens





     Si los olores son capaces de hacernos recordar lugares en los que hemos estado, retrotraernos a situaciones que ya forman parte del ayer, cada vez que huele a café en mi cocina, lo que acontece varias veces al día, me traslado, por un rato a la ciudad de Lisboa. Y constato una vez más que Lisboa es preciosa y que es difícil encontrar una imagen que la defina o abarque por completo su belleza.

Lisboa es preciosa en sus avenidas, en sus jardines adormilados y exóticos, en sus palacios coloniales y decadentes. En la música melancólica del fado y en la elegancia y amabilidad un poco antigua de los lisboetas.
        
Lisboa es preciosa, no solo porque construyó el Monasterio de Santa María de Belém para conmemorar el regreso de Vasco de Gama, sino porque encargó a los Monjes Jerónimos,  que en él se dedicaran a rezar por el Rey y por los marinos que descubrían nuevos mundos para la corona portuguesa. Y es preciosa también porque junto a Reyes y Marinos ilustres, enterró a Camoens  y Pessoa, los poetas  que mejor supieron cantarla.
  
Lisboa es preciosa porque para mirarse ha elegido el espejo del Tajo; porque es amable y sin embargo altiva, como corresponde a su belleza; porque conserva el surco de algunos tranvías que son capaces de transportarte al séptimo cielo y  te eleva dos pisos sobre el aire dentro de un ascensor decimonónico. Y es preciosa porque tiene Alfama, con San Vicente de Fora, mausoleo de los Reyes de la Casa de Bragança, porque se pone elegantísima en El Chiado para salir de compras y sentarse en cualquiera de las terrazas que se encuentran diseminadas por las calles de este barrio.

Pero sobre todo Lisboa es preciosa porque huele a café. y porque guarda en la memoria los versos que Pessoa, sentado en una mesa de La Brasileira, escribía en servilletas de papel cuando no tenía a mano otra cosa, y convertía los versos después en pájaros que el aire repartía por el cielo de la ciudad que amaba.

                           Lisboa es preciosa porque huele a especies.
              
                           Porque como ahora mismo en mi cocina, Lisboa huele a café.

 
Chity Taboada Pardo.

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