29/1/10
Una vez, unos versos.
Cuando tenía ocho años
más o menos,
mi hijo, hoy ya un hombre,
escribió sus primeros
y únicos poemas.
A nuestro perro,
un setter color canela
al que adoraba,
le dedicaba uno.
El otro poema,
era para mí.
Nadie nunca me había escrito versos.
Y nadie más que él me los escribió.
Por eso los guardo en el corazón
como un tesoro lleno de música.
Chity Taboada Pardo
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