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Voy a ir poniendo aquí, en este blog, alguna poesía de autores que me gustan y que son casi más de este siglo XXI que del anterior, por la estructura de los versos o por la edad de quienes los han escrito, o por el tiempo en el que fueron escritos. No serán, seguro, los mejores de su producción, ni siquiera los que yo prefiero, pero algo especial los hará llegar hasta aquí. En este de Vicente Gallego, los más o menos diez últimos versos salvan y dan sentida belleza a todo el poema, que de cualquier manera es muy hermoso.
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- Es hermosa esta noche de verano,
aunque no más hermosa
que cualquier otra noche de verano.
Es hermosa esta noche en que estoy solo,
y fumo, y he dejado
en penumbra la casa mientras suena
un dulce y triste blues,
un blues tan triste y dulce como otros.
Nada en mí, ni en la noche,ni en la música,
se diría especial, y sin embargo
existe algo muy hondo en esas cosasque parecen sencillas:
una extraña grandeza que no acaba
de ser exaltación, tragedia, paz,
pero que es todo eso, y es también
un sentir claramente
que para que eso ocurra ha sido necesario
apurar estos años, acumular recuerdos,
haber ganado
y haber perdido tantas cosas.
Para que este piano suene así,
para temblar así con esta música,
ha sido necesario
ir llenándola poco a poco
de belleza y de daño, ir llenándola
con nuestra propia vida,
para que se parezca
a nuestra propia vida, y suene así:
tan insignificante
y tan grande, tan triste, tan hermosa.
Vicente Gallego
(Poesía 1988-2002)
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