5/10/09

Central Park nevado


-
-
         Llueve a cubos y después de dos meses de sequía da un poquito de miedo salir de casa, aunque me gustaría,  porque prefiero aburrirme en cualquier terraza que escribiendo bobadas aquí. El café ya me lo he puesto y bien pudiera estar detrás de una terraza acristalada en esta habitación, con vistas a la ría, que por cierto es una masa gris y compacta algo más oscura que el cielo y que de vez en cuando se ilumina con un relámpago. Así estamos hoy,  por lo que he colgado esta imagen de Nueva York nevado y bello. Para animar un poco estos renglones escritos con pocas ganas.

        Contaré algo con sentido: he leído de un tirón la novela de Javier Cánaves y me ha gustado mucho. Si no lo hubiera sabido de antemano, habría pensado desde el primer capítulo que su autor era un poeta. Como además conozco su poesía, es como si hubiera tenido las claves de una historia que nunca se desvela de todo. Me sorprendió que en un lugar típico de sol y playa,  pueda existir tanta niebla. Tanta confusión en las cabezas de sus protagonistas. Tanta oscuridad... Pero aunque no es una historia luminosa, tiene la luz de la prosa bien escrita y la clara sorpresa de un final inesperado. ¿Acaba bien? Depende. Habría que preguntárselo a su autor. Quizá el final de esta historia sea el principio de otra historia aún más bella.
  
...

1 comentario:

Javier Cánaves dijo...

Gracias, Chity. Es el primer comentario que leo sobre el libro. Me ha hecho ilusión. De hecho, cuando lo he leído, todavía no tenía la novela conmigo. He llamado al destribuidor. Allí me han dicho que la acababan de recibir. He salido corriendo y por fin la tengo.
Un abrazo.