10/6/09

Un jersey intemporal

-
- 40 de Mayo. Me he puesto el jersey azul marino abrigadito sobre la camisa, y he notado con pena que empiezan a clarearle los codos. La verdad, no es que la crisis me azote hasta el punto de no poder salir a mercar otro, pero no me gusta desprenderme de las cosas que amo, aunque como en este caso, parezcan fácilmente sustituibles.

Raramente ha faltado en mi armario un jersey marino y todos se me han ido quedando viejos y viejos me los sigo poniendo para capear el temporal de la tristeza, o de la lluvia y el frío a destiempo.

Hay prendas que además de abrigar el cuerpo, te acompañan y mantienen calentito el corazón.

Si yo tuviera el barco que no tengo, si me atreviese a navegar sin rumbo ya que mi brújula ha tiempo ya que enloqueció, además de algunos libros leídos y disfrutados, además de una rosa de los vientos tatuada en la palma de la mano, además de un ancla por si necesitara refugio en algún puerto, además del avituallamiento imprescindible para no morir de inanición, me llevaría, junto con los recuerdos de cuanto he amado (sobrecarga, seguro), un jersey marino ya gastado y algún mapa de rutas imposibles. Y también un cuaderno de bitácora para contar en él que ya he dejado atrás la isla del tesoro, que no espero encontrar ni sirenas ni cíclopes,tan solo aguas turquesas y playas no pisadas más que por el viento, con algunas palmeras de brisas y de sal.

Y cuando al crepúsculo refresque y quiera contemplarlo desde la cubierta de ese barco soñado, me echaré sobre los hombros ya cargados con tanta vida, ese jersey azul marino y viejo que no me olvidé en tierra y que lleva conmigo, en distintas versiones parecidas, desde cuando era niña y todavía no precisaba abrigo el corazón.

Chity Taboada Pardo
-

No hay comentarios: