6/10/08

Otoño



Se ha puesto el viento su
sombrero de copa y anda
doblando las esquinas divertido porque le gusta el crujir de las hojas secas a su paso. Sólo las de los pinos se le resisten y persisten verdes y agudas en su árbol mirándole pasar.
Se ha puesto el viento, digo, su sombrero de copa, y me ha llenado de hojas secas el jardín.
A cambio me ha dejado las primeras, blanquísimas camelias. mientras riza la superficie del mar que se mete por la ventana. El viento en Otoño, se convierte en un seductor y coquetea con los castaños, enrojece las cepas ya sin racimos, y se detiene al atardecer para aplaudir al sol en su crepúsculo. El viento no es mi amigo. No me gusta. Pero esas huellas de oro que deja a su paso, ese aliento de otoño que se arrastra por las laderas hasta el mar, o hasta el valle, es del color de la melancolía.

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