24/9/08

Paseo




Salimos a pasear por Playa América, pegados casi al mar, atravesando en medio de la luz transparente de una mediamañana azulísima que se deshacía en espumas por la arena. Runa, la perrilla negra que apenas se ve en esta foto, hacía de enlace entre yo, como siempre en las nubes, y el resto de las cosas de la vida. Cristina, mi hija, a la que si se ve en la foto que por cierto, le saqué yo este verano, también venía conmigo, pero sólo en recuerdo, sólo en mi corazón, porque ya está en la ciudad donde estudia tan lejos de nosotros. Por eso, traigo hoy aquí su imagen. Porque la echo de menos. Y le pongo unos SMS con un móvil nuevo muy estético en el que los signos de puntuación están difíciles de encontrar con lo que todo el texto sin puntos ni comas parece más trágico de lo que en realidad es. Esto bien lo sabía el escritor Gonzalo Torrente Ballester, cuya mejor novela (a mi parecer) aunque no la más conocida, estaba escrita sin puntos ni comas. La saga fuga de J.B., que así se llama la referida novela, cuando la leí por vez primera quedaba agotada entre capítulo y capítulo. Después comprendí que el autor, profesor de Geografía e Historia en un Instituto de la ciudad, era de un didactismo tan perfecto que quería enseñarnos a puntuar nuestro recorrido vital y también el literario. Seguramente consiguió ambas cosas y otra más, ya que dependiendo de como utilizases la puntuación la novela tenía distintos significados, todos ellos lógicos. Me fascinó esa novela,como me fascinaba su figura pequeña y enteca, rodeada de vástagos. Veraneaba en una casa cerca de la mía, también en el municipio de Nigrán y en sus tertulias se reunía gente como Alfonso Alvarez Cáccamo poeta y libresco, y el entrañable autor de Xoguetes pra un tempo prohibido, Carlos Casares. Me gusta cuanto escribió, que ha sido mucho. ¡Ojalá pueda seguir haciéndolo desde algún cielo en el que seguro le gustaba creer.

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